En casos de ataques de ransomware, el “cibernegociador” está siendo una las figuras más demandadas para hacer frente a los ciberdelincuentes. Tras analizar los últimos ataques se ha descubierto una nueva estrategia: los ataques ya no son aleatorios como en el pasado, sino que están planificados cuidadosamente para alcanzar objetivos específicos y maximizar beneficios. Por ello, sobre todo en el mundo digital, surge cada vez más la necesidad de contar con nuevos perfiles, entre ellos el negociador de ransomware, cuya misión no se centra en el pago del rescate, sino que está orientado a optimizar los tiempos de reacción para intentar reducir al máximo las pérdidas ocasionadas.
Cada vez más se requieren habilidades de negociación para entender, no sólo las exigencias del ciberdelincuente y su posición ante una posible negociación, sino también las posibles estrategias efectivas y decisivas, ya que la carga psicológica y económica, en ciertas ocasiones, es alta. Por ello, no se puede confiar la negociación de un ataque de ransomware a cualquiera. Se necesitan características y habilidades específicas: cordura, desapego, inteligencia emocional, empatía, pero sobre todo técnica.
Por ello, una vez entendamos la importancia de la relación humana y tecnológica, no debemos olvidar una importante lección: ante una crisis, sea cual sea, es principalmente el factor humano el que debe manejarse con el apoyo de la tecnología y no al revés.