En el marco de nuestra iniciativa Cyber Month, exploraremos la ciberseguridad desde una perspectiva integral, abarcando distintas áreas clave de nuestras organizaciones. El tema de hoy: definir roles y acciones claras para un Plan de Respuesta ante Incidentes
En el ámbito de la ciberseguridad, la respuesta ante incidentes se ha convertido en un pilar fundamental para la protección de las empresas. Sin embargo, muchas organizaciones continúan viendo esta respuesta solo como una reacción a amenazas inminentes. En realidad, el verdadero valor se encuentra en la fase de preparación, una etapa crítica que reduce los daños y asegura una respuesta rápida y coordinada cuando el caos toca a la puerta.
¿Por qué una fase de preparación estructurada es la clave para la resiliencia?
Los incidentes, por su naturaleza, son caóticos e imprevisibles. En una situación de crisis, cada segundo cuenta y las respuestas improvisadas pueden ser costosas. Cuando la estructura organizativa, los roles y las responsabilidades no están claros, los equipos pueden verse paralizados, sin saber a quién acudir o quién tiene la autoridad para tomar decisiones.
La preparación efectiva es más que simplemente tener un plan; es tener una estrategia de respuesta integral y actualizada que incluya contactos específicos, roles claramente asignados y vías de comunicación claras. ¿Por qué es esto tan crucial? Porque permite a las empresas reaccionar de forma controlada, organizando los esfuerzos de forma rápida y eficiente, sin duplicación de esfuerzos o errores.
Fases clave de la respuesta a incidentes y la importancia de la preparación
Los planes de respuesta a incidentes generalmente se dividen en seis fases:
- Preparación
- Descubrimiento
- Contención
- Mitigación
- Recuperación
- Lecciones aprendidas
Aunque la mayoría de las empresas invierten recursos en la detección, contención y mitigación, muchas subestiman la preparación, un error que puede tener graves consecuencias. La preparación sólida es la diferencia entre una respuesta ordenada y una reacción desorganizada. En esta fase, se actualizan regularmente los contactos, los documentos de infraestructura y los protocolos de comunicación para asegurar que cuando un incidente ocurra, el personal adecuado esté listo para actuar de inmediato.
¿Quién hace qué? Definición de roles y contactos en la gestión de incidentes
En muchas empresas, los planes de respuesta a incidentes no especifican detalles críticos como nombres, correos y números de teléfono, lo que complica la gestión y puede desorientar a los nuevos miembros del equipo. Una definición clara de roles permite que cada miembro del equipo sepa exactamente a quién contactar, qué se espera de él, y cómo actuar en situaciones de emergencia. Además, es fundamental prever respaldos en caso de ausencias, lo que evita cualquier brecha en la respuesta.
La recolección de evidencias: clave para las auditorías y la mejora continua
En el momento del incidente, muchas veces se pasa por alto la recolección de evidencias, aunque es un paso crucial para revisarlo posteriormente y mejorar los planes futuros. Tener un proceso de recolección y almacenamiento de datos seguro y estandarizado nos permite auditar los incidentes correctamente y utilizar las lecciones aprendidas para optimizar nuestras respuestas.
Definir un “Incidente de seguridad”
Un aspecto que a menudo no está claro es la definición exacta de lo que constituye un «incidente de seguridad». Muchos incidentes inician como problemas operativos y solo más adelante se clasifican como amenazas de seguridad. Esta falta de claridad genera confusión y una posible sobrecarga de trabajo para los equipos de seguridad, lo que puede resultar en retrasos y sobreesfuerzos.
Tener una definición precisa ayuda al equipo de seguridad a reaccionar oportunamente y asignar los recursos adecuados, evitando pérdidas de tiempo en falsos positivos y concentrándose en amenazas reales.
Innovery by Neverhack: asegurando la preparación para una respuesta eficiente
Para que una empresa pueda enfrentar un incidente de seguridad con éxito, la preparación es el pilar fundamental. Más allá de un protocolo genérico, esta etapa implica una estrategia detallada y adaptada, con roles claros, rutas de comunicación efectivas, y un cumplimiento normativo que evite riesgos legales adicionales.
Invertir en un plan de preparación robusto y actualizado no solo protege a la empresa, sino que además crea oportunidades de mejora continua y fortalecimiento ante posibles amenazas. Esta visión proactiva es la clave para cualquier empresa que desee asegurar su resiliencia y adaptarse a un entorno en constante cambio.
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Autor: Iván Bermejo Baeza, Team Lead Defensive Security de Innovery by Neverhack